Trump desata la guerra económica mundial

0
Trump desata la guerra económica mundial. Estados Unidos ha vuelto a tirar de su juguete favorito: los aranceles.

Estados Unidos ha vuelto a tirar de su juguete favorito: los aranceles. Pero esta vez no es una medida técnica, ni puntual. Es una declaración de guerra económica global. Y como siempre, las víctimas no serán las grandes fortunas, sino la clase trabajadora de todo el planeta. Incluyéndote a ti.

La subida unilateral de aranceles dictada desde Washington tiene una magnitud que no veíamos desde los años 30. Un 10% base para todo el mundo. Un 54% para China. Un 46% para Vietnam. Un 36% para Tailandia. Un 20% para la UE. Incluso Japón e Israel reciben su ración. Curiosamente, Rusia queda fuera del castigo. Saquen sus conclusiones.

¿Qué demonios es un arancel?

Es un impuesto que se aplica a los productos extranjeros cuando cruzan la frontera. Si una empresa yanqui quiere importar jamón español, pagará más. ¿Y quién acaba pagándolo? Tú. A través de los precios. En la era Trump 1.0, los aranceles costaron 1.200 euros anuales a cada familia norteamericana. Y ahora vuelve el show.

¿Por qué lo hacen?

Porque los aranceles son el arma imperialista del comercio globalizado. No tienen nada que ver con el “libre mercado” que nos predican. Son una herramienta para proteger industrias nacionales y castigar competidores. Y sobre todo, son una decisión política, no una consecuencia económica inevitable.

Estados como China, Brasil o Sudáfrica también los usan para proteger sectores estratégicos. Y hasta la Unión Europea acaba de imponer un arancel del 35% a los coches eléctricos chinos. Pero lo de Trump no es defensa: es agresión.

¿Cómo nos afecta?

En la práctica: más inflación, menos empleo, más incertidumbre. Y todo por una estrategia cuyo objetivo no es proteger a los trabajadores yanquis, sino reordenar el mundo al dictado de Wall Street. Si el plan prospera, la OMC advierte: una caída del 1% en el comercio mundial, hasta 330.000 millones de dólares perdidos. Y una ralentización del crecimiento global.

A España esto le revienta por varias costuras: en exportaciones, en costes de producción, en turismo, en tecnología. Pero como estamos atrapados en la cadena de decisiones de Bruselas, ni siquiera podemos responder por nuestra cuenta.

La doble moral imperialista

No es nuevo. En el siglo XIX, el Reino Unido cobraba aranceles del 50% para proteger su industria, mientras promovía el libre comercio en países como España. EE.UU. hizo lo mismo hasta después de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy, el discurso del libre comercio sigue vendiéndose como modernidad, pero solo se aplica a los débiles. Los fuertes ponen muros, tasas y misiles económicos cada vez que lo necesitan.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *