Nigeria se levanta contra los buitres del FMI
Nigeria, ese gigante africano que supuestamente nadaba en petróleo, está que arde. Y no, no es por el calor tropical.
La chispa que subió la pradera
Imagina esto: tienes un país donde más de la mitad de la peña vive con menos de dos dólares al día. Y entonces llega el «brillante» presidente Bola Tinubu con la gran idea de pedir pasta prestada a los tiburones del FMI. ¿El resultado? Un cóctel explosivo que ha mandado la economía a la mierda más profunda.
- 💸 La moneda local (el naira) vale menos que el papel higiénico.
- 🍚 El precio del arroz y el maíz se ha triplicado.
- ⛽ La gasolina cuesta el doble. Adiós a los subsidios que mantenían a la gente a flote.
- 📈 La inflación está por las nubes, en un histórico 40%.
La juventud dice: ¡Hasta aquí hemos llegado!
Los jóvenes nigerianos, que son casi la mitad de la población, han dicho «¡Se acabó!». Con el grito de guerra #EndBadGovernance , están tomando las calles como si no hubiera un mañana. Y es que, literalmente, si esto sigue así, puede que no lo haya.
La policía intenta apagarles el fuego con gases lacrimógenos y balas. Pero cuando tienes el estómago vacío y el futuro más negro que el petróleo, ¿qué te importa un poco de gas?
El efecto dominó: de Kenia a Nigeria
Esta movida no sale de la nada. Nuestros hermanos de Kenia ya le enseñaron al mundo cómo se le tuerce el brazo a un gobierno vendido. Allí, la peña llegó a prender fuego al parlamento. ¿El resultado? El gobierno se cagó en los pantalones y tuvo que dar marcha atrás.
Ahora, la llama de la rebelión se extiende como un reguero de pólvora. Uganda también se suma a la fiesta anticorrupción. África se despierta, y los viejos dinosaurios del poder están temblando.
¿Y ahora qué?
La cosa está que arde, y nadie sabe cómo va a terminar. Pero una cosa está clara: la juventud africana ha dicho BASTA. Ya no se tragan el cuento de que hay que joderse para que cuatro ricachones se forren.
¿Será esta la chispa que prenda la revolución en todo el continente? ¿Quién sabe? Pero una cosa es segura: los chavales nigerianos nos están dando una lección de dignidad y coraje que muchos deberíamos aprender.