Las mujeres de Brasil se unen contra el candidato de la ultraderecha: «#EleNão!”
Las mujeres de Brasil no tragan a Jair Bolsonaro. En las últimas dos semanas la campaña #EleNão (Él No) -que en pocos días ha conseguido la adhesión de más de dos millones de mujeres en las redes sociales- parece haber accionado un dispositivo irreversible en la compleja trama electoral brasileña.
Indignadas con las afirmaciones misóginas y sexistas del candidato de la extrema derecha, las líderes femeninas del país, junto con un significativo número de artistas e intelectuales, encabezaron un movimiento que sacó a las calles a cientos de miles de personas de ambos sexos, con el fin de decir ¡No! a las ideas sexistas, racistas y homofóbas que caracterizan la campaña electoral del candidato Bolsonaro.
El atentado sufrido por Jair Bolsonaro, el 6 de septiembre, en la ciudad de Juiz de Fora, Minas Gerais, lo retiró de la campaña en las calles, pero no impidió su crecimiento en las encuestas electorales. Los últimos números indican alrededor del 28% de intencion de voto para el candidato ultraderechista. Durante el período en que recuperaba su salud, su vice, el general retirado Hamilton Mourão, asumió el liderazgo de la campaña evidenciando así el carácter autoritario y retrógrado del ideario que caracteriza al grupo de Bolsonaro y de sus partidarios.
El segundo colocado en las encuestas es el candidato del PT, Fernando Haddad, que en las últimas semanas ha aumentado significativo en intención de voto. Haddad, que en el mes de agosto, cuando inició su campaña en sustitución de la candidatura del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, contaba con sólo el 4%, en las últimas mediciones aparece con el 25%. El cuadro es de empate técnico, y depende en gran medida de la movilización del contingente femenino del electorado. A juzgar por lo que se vio en las calles de las mayores ciudades del país, Bolsonaro no llegará al Palacio del Planalto el 1 de enero, fecha de la toma de posesión del nuevo presidente electo.
En un país que ocupa el 5o lugar en el ranking global de violencia contra las mujeres, se vuelve preocupante el significativo apoyo popular a un candidato cuyas afirmaciones van desde el apoyo a la brecha salarial entre hombres y mujeres, hasta una evidente apología de la violación. En toda su campaña, el candidato se basó en ataques explícitos no solamente a las mujeres, sino también a los homosexuales, a los indígenas y a los afrodescendientes. En sus palabras, la incitación al odio y a la violencia se convirtieron en banales. La defensa explícita del candidato al uso de armas acentuó en Brasil la persecución a todas las minorías.
La postura sexista y autoritaria de Bolsonaro en relación a las mujeres ya apuntaba la fragilidad de su posición respecto a este sector del electorado. El cuadro, sin embargo, fue agravado por un discurso de su vice, el general Hamilton Mourão, en São Paulo, el día 17/09.
El militar afirmó que las familias encabezadas por madres y abuelas (es decir, sin la figura paterna), son «una fábrica de desajustados sociales que alimentan el narcotráfico». En un país en que, de acuerdo con datos de la Secretaría de Políticas para las mujeres (SPM), en más del 42% de los hogares, las mujeres son las cabeza de familia, las palabras del general cayeron como una bomba, haciendo crecer de modo exponencial la revuelta femenina en relación al proyecto de país defendido por Bolsonaro y sus partidarios.
Y no faltan motivos para que el rechazo femenino al candidato de la ultraderecha crezca. Hablando en un programa de televisión, Bolsonaro defendió que las mujeres tengan salarios menores que los de los hombres «porque ellas se quedan embarazadas».
De acuerdo con el informe de la SPM, en 1995 las mujeres brasileñas ganaban un 38% menos que los hombres. En 2007 esta diferencia disminuyó al 29%. Y, entre 2001 y 2009, el peso de las trabajadoras en la población económicamente activa creció del 54% al 59%.
Las investigaciones del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) atestan en los últimos años un crecimiento real del rendimiento promedio de las mujeres. Los datos apuntan que en una década hubo un aumento relativo del salario de ellas, en relación al de los hombres (el 12% para ellas y el 7,9% para ellos). Además, la proporción de mujeres registradas oficialmente en el mercado de trabajo saltó del 32,7% en 2000 al 39,8% en 2010. Sin embargo, todavía, el país aún tiene una gran disparidad entre los salarios de los hombres y el de las mujeres que ocupan funciones similares.
Para empeorar la situación de Bolsonaro, según cifras del Registro Electoral, la mayor parte del electorado brasileño está compuesto por mujeres. En total, son 77.337.918 electoras, lo que representa el 52,5% del total. Y, por casualidad, las encuestas vienen apuntando que Bolsonaro tiene rechazo de un contingente del 52% del electorado.