Los rebrotes o la vida
Los rebrotes están presentes en todo el país. Es algo que se extiende de norte a sur y de este a oeste, pero uno de los sitios donde se ha dado con más fuerza es en Aragón. Especialmente por los temporeros, la mayoría migrantes, que viven del día a día en condiciones de precariedad y hacinamiento. Hay varios ejemplos. María Pilar Albás, coordinadora de enfermería del centro de salud de Fraga señalaba en un reportaje para el Heraldo de Aragón que “Los rastreadores que tenemos han ido a domicilios donde teóricamente vivían cinco, pero se han encontrado con que viven once”
En estas condiciones es imposible que se dé el aislamiento social del enfermo para cortar la transmisión. Tampoco hay medios de alojamiento para los infectados, por lo tanto, es inevitable que sucediese un brote aquí. Las autoridades, tanto centrales como autonómicas no reaccionan ante esto.
Eso sí, no se ha dudado en utilizar estos rebrotes como arma para debilitar a los trabajadores. Ponen el foco en que el problema son los migrantes que dependen del trabajo del día a día y no tienen ninguna ayuda. Así ocultan que si esto ha ocurrido es, precisamente, por el interés de primar la economía a la vida.
El resultado de señalar a los migrantes. En Lepe ha vuelto a arder un asentamiento de personas migrantes. Esto no ha sido solo una, sino tres veces en menos de cinco días. Una auténtica caza de brujas que, solo por sufrir con mayor dureza la explotación, ahora se utilizan para dividir a los trabajadores. Ponerlos como “los causantes de los rebrotes” esconde que si ha ocurrido esto no es por los trabajadores, sino por intereses económicos
El dividirnos solo interesa a quienes nos oprimen, por eso para salir más fuertes de esta es necesario redistribuir la riqueza. Regularización ya para las personas migrantes y, poner fin a la precariedad que afecta al campo y el abandono a un sector de la población.