¡La Galicia rebelde vuelve a rugir!
Santiago de Compostela, ciudad histórica y corazón de la resistencia gallega, fue desbordada este 15 de diciembre por una marea humana que gritó al unísono: «¡Altri NON!«. Más de 100.000 personas, según las organizaciones convocantes (40.000 según la Policía Local), tomaron las calles para exigir el fin del megaproyecto de celulosa que amenaza con devastar Palas de Rei y envenenar el futuro de toda Galicia.
Un pueblo que no se calla
El proyecto de la multinacional portuguesa Altri, a través de su filial Greenfiber, planea instalar una macrofábrica de celulosa que ocuparía 360 hectáreas (cuatro veces más grande que ENCE en Pontevedra). El impacto ecológico es brutal: consumiría 46 millones de litros diarios del río Ulla y devolvería el agua contaminada y a 27 grados, alterando irreversiblemente este ecosistema clave y poniendo en jaque a la Ría de Arousa.
No es solo una cuestión ambiental. Este modelo productivo, impulsado con descaro por la Xunta de Galicia, amenaza la vida de miles de familias que dependen de la agricultura, la ganadería, la pesca y el turismo. ¿Y qué recibe Galicia a cambio? Más monocultivo de eucalipto, suelos devastados, aire envenenado y un futuro hipotecado.
La voz de las plataformas
La manifestación, organizada por la Plataforma Ulloa Viva y la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa (PDRA), contó con el respaldo de más de 50 organizaciones sociales, sindicales, políticas y ecologistas. Desde las pancartas se lanzaban consignas cargadas de ingenio y rabia:
- «Si es tan buena, que la lleven a Moncloa»
- «Rueda, recula, el agua no es tuya»
- «El agua es nuestra y no de celulosa»
Portavoces como Marta Gontá y Xaquín Rubido fueron tajantes: «Nuestras hijas van a heredar una tierra fértil, agua limpia y un aire que puedan respirar. Esto no es negociable.»
El modelo Altri: devastación maquillada
El proyecto, denominado con un cinismo insultante «Proyecto Gama», es un ataque directo al corazón ecológico de Galicia. Consumiría un 20% de la madera de eucalipto que se tala en la región, perpetuando un modelo forestal basado en una especie invasora que arrasa los suelos y multiplica el riesgo de incendios.
Además, la factoría pondría en peligro el acceso al agua potable de 145.000 vecinos, exterminaría especies del río Ulla y envenenaría la actividad mariscadora de la Ría de Arousa, un motor económico y cultural clave para la región.
Un grito de dignidad
Galicia no se rinde. Al igual que en las marchas del «Nunca Máis» tras la catástrofe del Prestige, el pueblo ha demostrado que su tierra y su futuro no tienen precio. La pregunta es: ¿Cuánto tiempo más podrá la Xunta ignorar a todo un país?
La resistencia apenas comienza, y el mensaje es claro: Altri NON. Galicia lucha. Galicia vive.