Hambre de derechos
Hace más de cuarenta años, los colectivos LGTBI empezaron su lucha en Estados Unidos, en Stonwoll para ser exactos. Aquella noche del 28 de junio de 1969, después de una rutinaria redada policial homófoba y tránsfoba que pretendía encarcelar a las personas que no cumplían las normas sociales, todo cambió. Pero no habría sido así de no haber estado allí Marsha P. Johnson, una mujer transgénero que se rebeló contra el asfixiante y cisnormativo sistema de la década de los sesenta en Estados Unidos.
Cuarenta años después, la sociedad trans sigue siendo la más invisibilizada y oprimida del colectivo, con una tasa de suicidio escalofriante que alcanza el 41% y un paro del 80%.
La fuerza política Podemos, se propuso cambiar esta situación, debido a la incesante lucha de este colectivo por conquistar sus derechos estableciendo una ley para las personas transgénero. En esta Ley Estatal Trans, inspirada en la Ley Andaluza de 2014, se reflejan distintos puntos importantes, es opcional la aparición del sexo en el DNI o se puede reflejar el género de tres formas: hombres, mujeres y personas no binarias. Incluye otras medidas como eliminar de la lista de enfermedades mentales a las personas trans, haciendo así innecesario un diagnóstico médico para poder acceder a los tratamientos de transición, la protección de las personas trans menores de edad, dándoles la opción de utilizar los bloqueadores (terapia de sustitución hormonal) aún con la oposición de los padres siempre y cuando un juez acredite que la persona es consciente de lo que estos tratamientos implican. Y por último, para combatir el 80% de paro laboral en las personas trans, se prevé una incentivación a las empresas que las contraten.
Esta ley es necesaria que empiece a aplicarse cuanto antes, pero se ha mantenido parada durante cinco meses, por ello la Plataforma por los Derechos Trans, el pasado 3 de octubre convocó una huelga de hambre indefinida que tenía como objetivo instar a Podemos a que iniciara el trámite a votación en el Congreso. Después de once horas de huelga de hambre, Podemos confirmó que se llevaría a trámite la votación en agosto de 2019. Esperemos de verdad, que esta acción no se quede en papel mojado en el Congreso y que el resto de fuerzas políticas se sumen al carro e integren las reivindicaciones de un movimiento trans, que es ya imparable.
Normalmente, las leyes vienen después de un cambio social, pero cambiar la ley, no hace que finalice el estado normalize a las personas que su género se adecua al asignado y que hace que se vean como extrañas a las personas trans.
Este es un paso y una gran victoria para el colectivo, pero hay que seguir avanzando.