Europa quiere tanques, y tú sin calefacción

Europa ha vuelto a coger la senda del militarismo con la excusa de una supuesta “autonomía estratégica”. La UE se rearma, y lo hace a lo grande: 800.000 millones de euros en gasto militar. Von der Leyen vende esto como defensa frente a un Putin beligerante y un Trump que ya ni disimula su desprecio por Europa. Pero no nos confundamos: el sueño húmedo del rearme europeo está más cerca de Wall Street que de cualquier defensa de la soberanía continental.
Este “Plan Marshall inverso” se financiará recortando servicios públicos, desviando fondos sociales, hinchando la deuda y lavando de verde todo lo que huela a cañón. ¿Cómo? Relajando reglas fiscales, exprimiendo el Banco Europeo de Inversiones, y permitiendo que parte de los Fondos de Cohesión —los que deberían ir a escuelas, vivienda y hospitales— acaben financiando tanques, drones y tecnología dual que igual apaga incendios que revienta barrios.
La izquierda —de verdad, no la que se hace selfies en la OTAN— ya lo ha dicho claro: no en nuestro nombre. Ni un euro más para armas si se toca un solo céntimo del gasto social. No vamos a aceptar un nuevo ciclo de militarismo maquillado de “paz europea”, cuando lo que hay detrás es sumisión estratégica a Washington y negocio para el lobby armamentístico.
¿“Autonomía estratégica”? Más bien una nueva dependencia bajo otro uniforme. Porque lo que se está cocinando en Bruselas no es independencia militar, sino una versión cara, torpe y subordinada del complejo industrial estadounidense. ¿O alguien se cree que esos 800.000 millones no acabarán engordando a Lockheed Martin, Rheinmetall y compañía?
Mientras tanto, en España, el PSOE de Sánchez intenta cuadrar el círculo: duplicar el gasto en defensa sin tocar el social. Spoiler: no cuadra. Y lo sabe. Por eso ya trabaja para cambiar el lenguaje, que no se diga “rearme”, sino “seguridad”, “emergencias” o “innovación dual”. La vieja neolengua: la guerra es paz, el gasto en defensa es transición ecológica.
Pero la calle no es tonta. La izquierda real —Sumar en bloque, IU, Podemos, BNG, Bildu— ya ha votado en el Congreso contra este despropósito. Y la juventud precaria, la clase trabajadora empobrecida y los barrios olvidados saben perfectamente de qué va este juego: ellos blindan Europa, tú pagas la factura.