España en modo ‘Esperando a Trump’: La tormenta que se avecina
El panorama político español está que arde, y todo apunta a que las cosas se van a poner aún más calientes. ¿La Razón? Nada menos que el posible regreso del payaso naranja al otro lado del charco. Sí, hablamos de Trump, y su sombra ya se cierra sobre España como una nube tóxica.
La ultraderecha se frota las manos
Mientras las fachas de Vox y sus primos europeos esperan ansiosos el grito de guerra trumpista («¡lucha, lucha, lucha!»), las élites capitalistas ya están moviendo ficha para no quedarse atrás si el viento cambia. Y vaya si está cambiando: tras el intento de atentado contra Trump, sus opciones de volver a la Casa Blanca se han disparado. La derecha yanqui lo aclama como si fuera el mesías, mientras los demócratas se hunden en el caos tras la retirada de Biden.
La batalla continúa en casa
Pero no os despistéis, que aquí tenemos nuestra propia guerra. Aunque las elecciones europeas del 9J no fueron el desastre total que algunos temían, la cosa está que arde. El gobierno de coalición se tambalea, y los poderes fácticos no paran de darle estopa para tumbarlos de una vez.
Sánchez juega a ser demócrata (pero se queda corto)
El presidente ha presentado su plan de «regeneración democrática», pero ni con ellos convence. Sus socios lo han tachado de insuficiente, y con razón. Vale, quiere más transparencia en los medios y frenar un poco las fake news, pero se ha quedado a medias tintas. ¿Y qué pasa con la maldita Ley Mordaza? Pues que seguirá ahí, mutilando nuestros derechos de manifestación. ¡Menuda decepción!
La justicia metida en política (otra vez)
Y como si no tuviéramos bastante lío, ahora va y meten a la mujer de Sánchez en el fregado judicial. ¿Lawfare? Pues tiene toda la pinta. Pero ojo, que tampoco todo vale: ¿reuniones de negocios en la Moncloa? Eso huele mal, compañeros.
Los ERE: El fantasma que no se va
Y para rematar, vuelve el culebrón de los ERE. Algunos quieren enterrarlo como si nada hubiera pasado, pero no olvidemos que hubo un «gran fraude», según el propio Griñán. La corrupción es corrupción, venga de donde venga.
