El monstruo útil: cómo la ultraderecha extiende su sombra sobre España y el mundo
La ultraderecha actúa como el brazo armado de las políticas más retrógradas y divisivas. Con el regreso del trumpismo a la Casa Blanca, los ultras en Europa y el resto del mundo están redoblando su impulso y peligrosidad. España no es la excepción, y Vox se erige como el principal exponente de esta ola de toxicidad política.
Vox y su apuesta por Trump: una jugada rentable
Vox, el partido de Abascal, invirtió todas sus fichas en la victoria de Donald Trump. Ahora, las encuestas confirman que esta apuesta ha rendido frutos: Vox es el partido que más crece en España. Desde julio, ha aumentado su apoyo del 10,4% al 13,1%. Incluso con la irrupción de otra formación ultra, liderada por Alvise, que se lleva un 3,1%, Vox sigue liderando la agenda ultraderechista.
Hace solo una década, se creía que en España, con la memoria del franquismo todavía presente, un partido que abiertamente reivindicara la dictadura no tenía cabida. Hoy, Vox es la tercera fuerza política, superando a Sumar y Podemos, y obteniendo tres millones de votos en las últimas elecciones generales.
Apología del franquismo desde las instituciones
La normalización del discurso ultra es una realidad alarmante. Manuel Mariscal, diputado de Vox, proclamó recientemente en el Congreso que la “etapa posterior a la Guerra Civil no fue oscura, sino de reconstrucción y progreso”, en una clara apología del franquismo. Estas declaraciones no son casos aislados; son parte de una estrategia calculada para reescribir la historia y legitimar el discurso reaccionario.
Un actor clave para los centros de poder
La ultraderecha en España cumple un rol claro para los grandes centros de poder: actúa como punta de lanza para las políticas más regresivas y antipopulares. Desde defender abiertamente la privatización total del sistema de pensiones hasta señalar a los inmigrantes como enemigos, Vox impulsa una agenda que beneficia a las élites económicas mientras divide al pueblo trabajador.
En los últimos meses, Vox ha amenazado con bloquear los presupuestos en las seis autonomías donde gobierna con el PP, exigiendo endurecer las políticas contra la inmigración. Como resultado, el PP se ha negado a un acuerdo para distribuir de manera equitativa a los menores inmigrantes no acompañados, dejando la carga a regiones como Canarias, Ceuta y Melilla.
La internacional ultra: un proyecto global
La influencia de Vox no se limita a España. Este partido forma parte de una red internacional de ultraderecha que conecta a figuras como Jair Bolsonaro, Marine Le Pen, Giorgia Meloni y Javier Milei. Detrás de estas alianzas está la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), una organización estadounidense que impulsa la unidad de las fuerzas ultraconservadoras en todo el mundo.
La reciente victoria de Trump en Estados Unidos es una nueva chispa para este incendio global. Desde Argentina hasta Europa, el trumpismo proporciona apoyo moral, político y financiero a estas fuerzas. En julio, Vox abandonó el grupo del Parlamento Europeo liderado por Meloni para unirse a Patriotas por Europa, que incluye a aliados de Trump como Viktor Orbán y Marine Le Pen. Este movimiento evidencia su apuesta por estrechar lazos con el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Normalizar lo intolerable
En España, hemos sido testigos de cómo la ultraderecha ha utilizado instituciones clave para promover su agenda. La reciente cesión de la sala principal del Senado a grupos ultra para arremeter contra el aborto, reivindicar el creacionismo y pedir la pena de muerte para homosexuales no es un hecho anecdótico. Estas atrocidades, cuando se legitiman desde las instituciones, se normalizan y contaminan el debate público.
El peligro real de la ultraderecha
El avance de la ultraderecha no es solo un problema de discurso. Es un problema global, sistémico, que afecta a las bases mismas de la democracia. Desde Milei en Argentina hasta Meloni en Italia, pasando por Wilders en Países Bajos, el fenómeno no es aislado. La internacional ultra tiene un objetivo claro: consolidar un poder que empobrece a las mayorías mientras beneficia a las élites.
La ultraderecha española, con Vox a la cabeza, es una pieza clave en este engranaje. Su éxito no es solo un peligro para los sectores más vulnerables, sino para la sociedad en su conjunto. Si no actuamos ahora, podríamos enfrentarnos a un futuro donde las ideas más retrógradas se conviertan en norma.
La victoria de Trump es más que una noticia preocupante: es la gasolina que está alimentando un incendio que podría consumir el futuro de generaciones enteras.