EL LUJOSO CAPRICHO DE TENER UN TECHO

La Constitución española nos otorga el derecho a la vivienda pero tener un techo supone unos de los mayores retos a los que se enfrenta la población trabajadora; especialmente el sector de la juventud.

Los diferentes tipos de vivienda que podemos encontrar y su porcentaje de usuarios son: vivienda en propiedad (76.1%), en alquiler (17.5%) o en cesión gratuita (6.4%). Estos datos (procedentes del INE 2018) son la media de España pero se han visto afectados respecto a otros años. En 2008, situación previa a la crisis, los ciudadanos que poseían una vivienda en propiedad suponían el 79.6% frente al 14.2% que vivían de alquiler. En 2005 (boom inmobiliario español) la diferencia era aún mayor cuando un 80.2% de las viviendas eran de propiedad y solamente el 13% era de alquiler.

Pero ¿qué sucede en el caso de los jóvenes españoles? Actualmente tan solo el 19% de los jóvenes menores de 30 años están emancipados (resultado aproximado de las medias entre el 22.7% de las mujeres y 15.4% de los hombres) y no más del 50% de las personas menores de 35 años. El régimen de vivienda escogido por los jóvenes se muestra invertido al de la población media. Sólo el 30% vive en propiedades privadas (esta cifra era del 58% en 2007) frente al 46% que lo hace en régimen de alquiler y el 18% que lo hacen en viviendas de cesión gratuita (mientras que en el 2007 era solo el 10%) siendo en este caso un 20% hombres y un 15% mujeres.

El precio concreto depende de las diferentes CCAA en las que nos situemos. Por ejemplo, en el caso de hipotecas la media se sitúa en 125.000€ en cuotas de 587€/mes a lo largo de 23 años y en el último año ha aumentado un 5% debido al incremento de los intereses y a la reducción del plazo de contratación. Aquí unas tablas y gráficos con información de ING direct.

En cuanto a los alquileres tenemos los más altos en Madrid con 819€; aunque evidentemente, depende de las zonas, pues en el centro superan los 1100€ y en barrios obreros como Móstoles están en 728€.

En cualquier caso, los trabajadores destinamos el 35% del salario neto a vivienda y este porcentaje se ve todavía más elevado en el caso de la juventud (que está peor remunerada en su trabajo, tiene una mayor tasa de desempleo, trabajos precarios, contratos efímeros, inestabilidad laboral…) y llega a ser del 58.25% en el caso de pagar hipotecas o de un escalofriante 80.43% en el caso de alquileres.

Pero ¿quiénes son los responsables de estos precios?… La respuesta en el próximo artículo.