El Grupo de La Haya: el Sur Global dice basta
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El viejo orden mundial tiembla. Mientras la Casa Blanca se revuelca en su furia imperial, el Sur Global da un golpe sobre la mesa. Nueve países han decidido que ya no van a callar ante el genocidio en Palestina y han formado el Grupo de La Haya, una coalición internacional que busca hacer cumplir el derecho internacional y sentar en el banquillo a los responsables de crímenes de guerra.
Este movimiento nace en respuesta a la ofensiva de Donald Trump contra la Corte Penal Internacional (CPI), tras las órdenes de arresto emitidas contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su exministro de Defensa, Yoav Gallant. La superpotencia no tolera que se juzguen sus crímenes ni los de sus aliados. «Amenaza la seguridad nacional», claman desde Washington. Seguridad nacional para seguir invadiendo, masacrando, imponiendo su ley de la selva.
Pero algo ha cambiado. Belice, Bolivia, Colombia, Cuba, Honduras, Malasia, Namibia, Senegal y Sudáfrica han dicho basta. Su compromiso: cumplir con las órdenes de la CPI y cortar el flujo de armas que alimenta la ocupación sionista en Palestina.
El fin de la impunidad imperial
Trump, con su habitual tono belicoso, ha declarado que la CPI ha cruzado una línea roja. No sorprende: el imperio está acostumbrado a la impunidad. Han patrocinado dictaduras, invadido países, torturado, bombardeado poblaciones civiles, derrocado gobiernos democráticos. Ahora, la mera idea de que sus crímenes sean juzgados les aterra.
Pero el Sur Global ya no es el mismo. En un mundo cada vez más multipolar, el dominio unipolar de EE.UU. se desmorona. No solo son los BRICS quienes desafían el orden hegemónico, sino que cada vez más países se atreven a romper sus cadenas.
¿Un nuevo Movimiento de Países No Alineados?
La creación del Grupo de La Haya recuerda inevitablemente a la Conferencia de Bandung (1955), donde líderes revolucionarios como Nehru, Nasser y Sukarno impulsaron el Movimiento de Países No Alineados (MPNA), oponiéndose a la dominación de las superpotencias de la Guerra Fría.
Hoy, la Internacional Progresista busca recuperar ese legado: una alianza de países que desafíen el hegemonismo, el imperialismo y el colonialismo moderno. Si en los años 60 el MPNA combatía el neocolonialismo y el apartheid en Sudáfrica, ahora es el turno de Palestina.
La historia es cíclica. Los imperios caen. Y cuando la justicia parece inalcanzable, la resistencia se organiza. El Grupo de La Haya es solo el principio.