No todas las manzanas están podridas.
En las últimas semanas lo único que se habla, tanto en las noticias como en las redes sociales, es de la Ley Celaá.
Nos encontramos de las movilizaciones de la escuela concertada con la plataforma más plurales. Sin olvidar la crítica de sectores como la educación especial, la de distintos partidos por eliminar el idioma vehicular. También está, sin pedir la derogación, la exigencia de que Ética vuelva a la ESO.
En este artículo no voy a entrar en las distintas cuestiones, sino decir algo que apenas se menciona. Es sorprendente porque es el aspecto más fundamental y no se hace tanto hincapié:
La lucha sirve y ha ganado un pulso
Nos han bombardeado con qué la ley es totalmente mala para los intereses populares. Claro que tiene cosas peligrosas, aunque hay que reconocer ese punto. Tras años de lucha se ha logrado tirar la Ley Wert
Esta ley degradaba y elitizaba la educación. Con una segregación que se establece en varios niveles. Un primer nivel a través de los itinerarios que obligaba a los alumnos con peores notas a que cursen Formación Profesional de grado medio frente a una segunda oportunidad. Dificultándoles así que puedan acceder a Bachillerato o a una FP de grado superior.
El siguiente nivel de esta segregación es a través de las reválidas. No solo ya de paso a la universidad, sino que se aplicaba en 6º de primaria y 4º de la ESO. Una nota determinaba todo tu futuro.
Otra cosa que traía la Ley Wert era un mayor autoritarismo en los centros. Los consejos escolares perdían capacidad de decisión y en última instancia dependía de la comunidad autónoma.
La lucha sirve y ha ganado un pulso
Se ha derogado y en la LOMLOE o Ley Celaá han tenido que hacer cesiones y se han eliminado las reválidas y los itinerarios; los consejos escolares tendrán una capacidad de decisión frente a la situación anterior. Esto ha sido por la lucha de las organizaciones estudiantiles, de profesores y otros trabajadores de la enseñanza. Una victoria del movimiento popular
Lo que corresponde ahora es que se abra un amplio debate con una mayor participación de la comunidad educativa. Que sean estos quienes traten las deficiencias y haya un consenso que no se ha dado con esta ley y seguir luchando para revertir los recortes. Invertir, invertir e invertir para poder garantizar aulas seguras y recursos; que es el principal problema actualmente.
Que se nos grabe esto en la frente; hemos derribado a Golliat.