Los Amos del Franquismo: Cómo el Poder Económico Controló España y Sigue Haciéndolo Hoy
En pleno debate sobre el franquismo y su legado, no podemos caer en el error de reducir 40 años de dictadura a la figura de Franco. Hablar de «franquismo» no es suficiente; es necesario llamarlo por su verdadero nombre: fascismo. Porque, detrás del terror y la represión, estaban las élites económicas que lo orquestaron y que aún hoy continúan gobernando el país desde las sombras.
¿Franquismo o Fascismo?
Nombrar es definir, y en esa definición reside una lucha ideológica. Al reducir 40 años de dictadura a un mero «franquismo», se desvía la atención de lo esencial: el fascismo como sistema impuesto por la oligarquía para aplastar cualquier posibilidad de emancipación popular.
El fascismo no fue solo un capricho del dictador, sino un sistema diseñado para proteger los intereses del capital monopolista. Con represión, explotación y miedo, el régimen garantizó que bancos como el Santander o clanes como los Entrecanales se enriquecieran a costa de la clase trabajadora.
La Represión: Herramienta del Poder
Tras la victoria franquista en 1939, la represión se convirtió en el motor de un sistema que benefició a una élite económica a costa de un pueblo sometido. No era solo venganza; era la estrategia necesaria para consolidar su dominio.
Dirigentes sindicales encarcelados, exiliados o ejecutados. Salarios miserables. Jornadas interminables. Cualquier intento de organización popular era aplastado. Así se impuso una acumulación de capital sin precedentes para una minoría que gobernaba desde las sombras.
Los Dueños de Ayer y Hoy
No nos engañemos: Franco no era el único en el poder. Detrás de él estaban los verdaderos amos, las élites económicas que aprovecharon el fascismo para expandir su influencia.
El Banco de Santander, por ejemplo, pasó de ser un banco provincial a convertirse en el coloso que hoy domina la economía. Los Entrecanales, que hoy lideran Acciona, levantaron su imperio bajo el paraguas del fascismo.
Al final del régimen, un puñado de familias controlaba el 90% del capital de la banca privada, poder que han mantenido hasta nuestros días. Estos son los que mandaban entonces… y los que siguen mandando hoy.
Una Guerra Cultural
El debate sobre el franquismo no es solo un asunto histórico; es una batalla cultural que afecta directamente a cómo entendemos nuestro presente. ¿Permitiremos que se blanquee un régimen fascista, o denunciaremos el papel de las élites que lo sostuvieron?
Desde aquí, reivindicamos la memoria histórica como una herramienta de lucha, para que las nuevas generaciones comprendan que el enemigo no murió con Franco.
El fascismo fue un sistema al servicio de los poderosos. Y sus herederos económicos aún dictan las reglas del juego en España.
