La Revuelta del Barro: Una Riada de Justa Indignación
130.000 voces rugieron ayer en las calles de Valencia. No era solo una manifestación más: era el despertar colectivo de un pueblo que ha pagado con sangre la incompetencia de sus supuestos líderes. La capital del Turia presenció cómo la indignación popular desbordaba sus cauces, igual que las aguas que el gobierno de Mazón no supo prever.
El precio de la negligencia
- 214 personas fallecidas
- 87 desaparecidas
- 70 municipios sepultados en el barro
- Miles de vidas destrozadas por la inacción
La Cronología de la Vergüenza
Mientras la AEMET y la Confederación Hidrográfica del Júcar lanzaban señales de alarma, ¿dónde estaba el presidente Mazón? Disfrutando de un largo almuerzo hasta las 18:00, tan ajeno a la realidad como María Antonieta antes de la Revolución Francesa. El aviso a la población llegó a las 20:00, cuando ya muchos valencianos luchaban por sus vidas.
La Respuesta Popular
» Nosotros estamos manchados de barro, ellos de sangre «, rezaba una de las pancartas más significativas de la manifestación. Y es que mientras la clase política brillaba por su ausencia, fueron los propios trabajadores quienes, organizados desde abajo, demostraron que la solidaridad no es solo una palabra bonita.
Las voces de la calle
Las consignas populares revelan la profundidad de la herida:
- » El barro no tiene color «
- » Estoy aquí por los que no pueden venir «
- » Habéis encendido la mecha en el país de la pólvora «
La Lucha Continua
Esta manifestación masiva no es el final, sino el principio. La clase trabajadora valenciana ha demostrado que no solo sabe organizarse para el rescate y la ayuda mutua, sino también para exigir responsabilidades. La dimisión de Mazón ya no es una petición: es una exigencia popular innegociable.
La verdadera pregunta ahora es: ¿Cuántas vidas se hubieran salvado si los que ostentan el poder hubieran estado a la altura de la gente común? La respuesta a esta pregunta perseguirá para siempre a los responsables de esta tragedia.