Verano, sol y hospitales fantasma: Cómo el capitalismo nos jode hasta las vacaciones

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Verano, sol y hospitales fantasma: Cómo el capitalismo nos jode hasta las vacaciones. Listos para disfrutar del verano? Pues ojo.

¿Listos para disfrutar del verano? Pues ojo, porque si os ponéis malos, la cosa se puede poner más fea que un debate entre Abascal y un diccionario.

Resulta que cada verano, nuestro sistema sanitario se convierte en el mayor parque temático del terror de España. Y no, no es por una invasión zombie (aunque viendo a algunos políticos, a veces lo dudamos). La razón es mucho más prosaica y cabreante: los putos recortes.

Veamos el panorama:

  1. Hospitales que parecen pueblos fantasma: Plantas enteras cerradas, camas que brillan por su ausencia… ¿Dónde coño está todo el mundo? Ah, sí, de vacaciones. Pero tranquilos, que los pacientes pueden esperar en el pasillo uno o dos días. Total, ¿qué más da un poco de sufrimiento extra?
  2. Personal sanitario al borde del colapso: Imagina ser enfermera y tener que hacer el trabajo de tres personas. Ahora imagina hacerlo con 40 grados a la sombra y sin aire acondicionado. Bienvenidos al infierno con bata blanca.
  3. Centros de salud a medio gas: ¿Quieres una cita con tu médico? Genial, te vemos en septiembre. O mejor aún, vete a urgencias y contribuye al colapso general.

Pero, ¿por qué pasa esto? Pues porque a los de arriba les importamos una mierda, así de claro. Los recortes vienen impuestos desde Bruselas, esos burócratas que no han pisado un hospital público en su puta vida. Y nuestros políticos, en lugar de mandarlos a tomar por culo, agachan la cabeza y dicen «sí, bwana».

El resultado: 15.000 millones de euros menos para servicios públicos. Pero eh, para comprar tanques y misiles sí que hay pasta. Y mientras tanto, los currantes sanitarios se dejan la piel intentando mantener el barco a flote. Doblando turnos, ampliando agendas, y básicamente haciendo malabares con la salud de la gente.

La conclusión, es clara: el capitalismo nos está jodiendo hasta el derecho a enfermar. Porque sí, poder ponerte malo y que te atiendan como es debido también es un derecho, por mucho que les joda a los neoliberales de los cojones.

Así que ya sabéis, este verano intentad no pillar ni un resfriado. Y si os toca ir al hospital, llevad provisiones, una tienda de campaña, y mucha, mucha paciencia. Porque lo que nos espera es más deprimente que el último disco de Mecano.

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